martes, 2 de diciembre de 2008

Lenguaje Corporal: Gestos

Cuando dos o más personas tienen una conversación éstas suelen llevar el ritmo de la misma mediante gestos que acompañan a sus palabras e indican cuando uno ha dejado de hablar y puede hablar el siguiente. Es como si bailáramos al ritmo del discurso, estando nuestros ritmos sincronizados con el resto de personas con las que hablamos. Sin embargo, estos gestos no solamente ayudan esclarecer la conversación, sino que también expresan sentimientos.

Mediante el movimiento de nuestros brazos y manos indicamos involuntariamente diversos sentimientos. Si nos tocamos los brazos u otras partes del cuerpo mientras hablamos lo solemos hacer con el objetivo de la relajación. Sin embargo, si lo que tocamos es un objetivo inanimado se suele achacar a una súplica de comprensión. Hay otras situaciones en las que para conseguir una sensación de seguridad introducimos nuestros dedos en la boca (o unboli, la patilla de las gafas, un cigarrillo, ...) emulando a cuando tomábamos el pecho de nuestras madres.

Al mostrar las palmas de las manos denotamos honestidad y le decimos a la otra persona que no somos ninguna amenaza. Es por eso que si al dar la mano mostramos la palma de la mano hacia arriba puede entenderse como un gesto de sumisión, siendo un gesto de dominación si lo hiciéramos con la palma hacia abajo.

La cabeza y la cara son muy importante en la comunicación no verbal, ya que solemos prestar más atención en ellas al hablar con otras personas. Si inclinamos la cabeza hacia un lado indicamos interés, pero si nos mordemos los labios manifestamos hostilidad. También las cejas son una fuente de información ya que si elevamos una de ella expresamos duda, al elevar ambas sorpresa y si lo que hacemos es bajarlas incomodidad.

Cuando somos pequeños nos tapamos la boca cuando decimos una mentira o tenemos que decir algo que no queremos, de igual manera que nos tapamos las orejas cuando no queremos oír algo. Con los años nos vamos haciendo conscientes de estas señales y las vamos refinando: en vez de taparlos totalmente simplemente rozamos la boca o las orejas suavemente con la yema de los dedos. En ocasiones el gesto evoluciona hacia un movimiento de acercar la mano a estos órganos, sin llegar siquiera a rozarlos o tocando la nariz en vez de la boca.

Mediante simples gestos no sólo acompañamos a la conversación sino que expresamos sentimientos involuntariamente. Cuando tomamos consciencia de ello intentamos evitar que los demás tengan acceso a lo que sentimos, por lo que evitamos realizar dichos gestos, realizando otros más sutiles.

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